Propietario de velero moody encima de su velero de aguas azules en vivo

De principiante a navegante 

Nacido en Suiza, Michael Drugowitsch prácticamente vino al mundo con la pasión por los yates: ya en su juventud ayudó a su padre a construir un velero de 32 pies de eslora y se pasaba muchas tardes hojeando en tono soñador revistas de navegación. Muchos años después, por pura curiosidad, se sintió atraído por la feria náutica Boot Düsseldorf, donde se enamoró al instante del Moody Decksaloon 54. La posibilidad de poder vivir a bordo todo el año y la opción de tener la cocina abajo le entusiasmaron de inmediato. A partir de entonces no pudo quitarse de la cabeza el yate Decksaloon: «Para saber si estaba hecho para la vida a bordo y probar mi capacidad de navegación, me apunté de forma espontánea a un curso de navegación a vela de 5 días en Gibraltar. Aunque el curso no me inspiró lo suficiente, al final decidí comprar el yate Moody, ¡simplemente porque me tenía hechizado! Organicé una prueba de navegación en un DS54 en el sur de España y el acuerdo de compra fue después solo una formalidad».

gran fotografía de crucero oceánico en dique seco

Actualmente, su diario de navegación es testigo de una travesía atlántica, así como de numerosos cruceros por el Mar Báltico, el Mar del Norte, el Golfo de Vizcaya, el Mediterráneo y el Caribe. Con su Moody DS 54 llamado «MiAdelita», ya ha vivido muchas aventuras. «El nombre español "Mi Adelita" es puramente imaginario y está basado en el nombre de mi antigua empresa, una compañía de chips de maíz en Suiza», dice con orgullo.

«Siempre tuve claro que quería vivir en un velero, pero no necesariamente quería surcar los océanos en él», recuerda Michael. Su creciente espíritu de descubrimiento y la confianza en su yate le llevaron finalmente a los océanos. Al escuchar sus relatos, hay un aspecto que destaca por encima de todo: nunca se ha arrepentido de su decisión. Nunca olvidará las muchas experiencias únicas vividas a bordo: «Entre las vivencias más instructivas está la de quedar atrapado en una tormenta de noche, solo entre Ibiza y Alicante, así como aquella vez que cientos de delfines me acompañaron frente a Cabo Verde o ver el plancton marino brillando durante un turno nocturno en el Atlántico».

 

Viaje en velero foto excursión en tierra
Gran crucero oceánico actuando como un hogar flotante
vida de crucero oceánico enormes peces capturados y diversión a bordo del mejor velero oceánico
Puesta de sol en un velero oceánico
cocinar a bordo de un velero oceánico

Dar la vuelta al mundo también fue el sueño de su padre, que murió a una edad temprana, y Michael lo hace realidad hoy en día con sus viajes. Acompañado por diferentes compañeros de navegación, algunos de los cuales solo conoce durante sus viajes, quiere descubrir el mundo de una manera muy especial. En su propio hogar flotante se encuentra como en casa dondequiera que vaya. El suizo tiene incluso un gimnasio privado: «Como no te puedes mover mucho durante un viaje en barco, practico regularmente deporte en cubierta con mis mancuernas o pedaleo en mi bicicleta estática. En los días en los que no es posible hacer excursiones en tierra o bañarse, Michael pasa el tiempo leyendo libros o con su piano: «De vez en cuando saco mi piano de detrás del sofá y me pongo a darle a las teclas. No soy músico, pero por suerte nadie me oye en alta mar», sonríe.

Le damos las gracias a Michael por esta apasionante visión y le deseamos que siempre tenga un palmo de agua bajo su quilla para sus futuras travesías.

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