Prueba Dehler 30 one design

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Periklis Livas es un experto regatista oceánico y patrón del OPTIMUM Yacht Racing Team, un exitoso club de vela de Atenas que ya ha participado en la regata Rolex Middle Sea Race. Con su equipo de cuatro miembros ha probado el Dehler 30 one design en Barcelona. Sus impresiones las ha recogido en una carta.

«Estimado equipo de Dehler:

Muy contento de poder deciros lo extraordinariamente positivas que fueron nuestras impresiones con el Dehler 30 one design el pasado domingo en Barcelona.

Nada más llegar al Puerto Olímpico de Barcelona ya vimos su mástil de carbono negro. La primera sensación en el muelle fue la de encontrarnos delante de un yate de altura muy moderno y elegante. Xavi de SailingYachts Ibérica nos dijo que fuésemos preparando el yate para salir a navegar, ya que él tenía cuestiones que atender en la feria náutica y no nos podría acompañar todo el tiempo. Así que subimos a bordo. El yate apenas se movió, incluso con mis 90 kilos. Me dirigí hacia proa, dónde me quedé maravillado con el bauprés desmontable. El acastillaje completo realmente parece estar concebido para regatas oceánicas, ¡con un diseño superfiable y resistente! Y el yate, ¡impresionante en su conjunto desde la proa hasta la popa! Los cuatro paseamos por cubierta para admirar el yate desde todos los ángulos posibles, incluso subiéndonos a los barcos de al lado para una perspectiva mejor. A nosotros nos pareció estar perfectamente proporcionado sin ningún elemento distorsionador.

Jerry, de nuestro equipo, subió él solo, sin ayuda de nadie, la vela mayor negra enrollada a cubierta, diciendo lo mucho que le gustaban los barcos en los que se pueden hacer las cosas solo. Evi yVicky subieron las escotas, las manivelas de los winches y los dos outriggers. No tardamos mucho en averiguar dónde iba todo, constatando la buena calidad de todo el equipamiento. Cuando llegó Xavi, ya solo nos tuvo que explicar el funcionamiento del sistema de propulsión plegable. Aunque vimos que ya lo habíamos averiguado correctamente nosotros. ¡Un sistema intuitivo y lógico! Ya teníamos todo listo para poner a prueba el lema "Play Harder". Desatracamos y salimos del puerto a motor. El sistema se despliega y pliega con facilidad. A continuación izamos el foque y la vela mayor. Con un viento real de 10-12 nudos comenzamos a navegar en ceñida. En las viradas el yate acelera reaccionando con rapidez. El puesto de timonel presenta una ergonomía perfecta y los reposapiés se ajustan con un cabo y una cornamusa. Todos los ángulos de los accesorios de maniobra están perfectamente orientados, lo que permite ajustar el trimado de las velas continuamente. Nuestra enhorabuena a los creadores de este concepto. El mar estaba más picado de lo que el viento dejaba intuir, a pesar de ello, el barco cortaba el oleaje de forma limpia sin cabecear. Soltamos velas e izamos el Gennaker A2. Al poco rato ya surcábamos las olas a 10 nudos. Hicimos unos cuantos bordos hacia el Puerto Olímpico de Barcelona antes de volver al atraque. Tres horas de pura diversión en un yate de regatas supermoderno con un diseño muy estudiado. Pregunté a Xavi si podíamos dejar nuestras bolsas en el yate mientras que íbamos a comer y pasar el tiempo antes de tomar nuestro vuelo de vuelta a Atenas. No puso problema alguno. Comimos muy bien en "La Barca" y volvimos al yate al caer la noche.

Sentándonos dos en cada lado del salón, comenzamos a repasar los detalles del equipamiento interior. Evi, que no solo es una regatista competente, sino también arquitecta de interiores, nos explicó lo logrado del concepto del interior. Nos pidió sentarnos a su lado para comprobar si se podían sentar cuatro adultos cómodamente en ambos lados del banco con la mesa desplegada. La iluminación LED, las esquinas redondeadas y las telas suaves transmiten confort y bienestar, además de resultar atractivas a la vista. Invitamos a subir al yate a dos parejas de españoles que llevaban ya un rato admirándolo. Nos sentamos los ocho en el salón y no podíamos creer que nos encontrábamos en el interior de un yate de regatas de tan solo 30 pies, en el que seguramente también podríamos haber dormido los ocho. Cuando los españoles abandonaron el barco, propuse descansar un rato antes de ir a coger el avión a las 2 de la mañana. Vicky y yo ocupamos la cabina de estribor en popa y Jerry con Evi la de babor. Por suerte Vicky puso el despertador, ya que si no hubiésemos perdido el vuelo.

¿Puede ser más cómodo un yate de regatas?

Un saludo,
Periklis Livas»